A un olmo seco

Al olmo viejo,
hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
Algunas hojas verdes le han salido.

al olmo centenario en la colina...
un musgo amarillento
le lame la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

Antes que te derribe, olmo del duero,
con su hacha el leñador,
y el carpintero te convierta en malena de campana,
lanza de carro o yugo de carretera;
antes que rojo en el hogar,
mañana, ardas de alguna mísera caseta.

Antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.