Utopía

Se echó al monte la utopía
perseguida por lebreles
que se criaron en sus rodillas
y que al no poder seguir su paso,
la traicionaron;
y hoy, funcionarios del negociado de sueños
dentro de un orden son partidarios
de capar al cochino para que engorde.

¡Ay! Utopía,
cabalgadura que nos vuelve gigantes en miniatura.
¡Ay! ¡Ay, Utopía,
dulce como el pan nuestro de cada día!

Quieren prender a la aurora
porque llena la cabeza de pajaritos;
embaucadora que encandila a los ilusos
y a los benditos;
por hechicera que hace que el ciego vea
y el mudo hable;
por subversiva de lo que está mandado,
mande quien mande.

¡Ay! Utopía,
incorregible que no tiene bastante con lo posible.
¡Ay! ¡Ay, Utopía
que levanta huracanes de rebeldía!

Quieren ponerle cadenas
Pero, ¿quién es quien le pone puertas al monte?

No pases pena, que antes que lleguen los perros,
será un buen hombre el que la encuentre
y la cuide hasta que lleguen mejores días.
Sin utopía la vida sería un ensayo para la muerte.

¡Ay! Utopía,
cómo te quiero porque les alborotas el gallinero.
¡Ay! ¡Ay, Utopía,
que alumbras los candiles del nuevo día!